Soy la mamá de Gaspar. Gaspar, que en dos días más cumplirá la nada despreciable edad de siete meses. Todo un viejo. Y Gaspar es precioso. Es un niño hermoso, plácido, risueño, sociable, muy amable, paciente y con mucho sentido del humor. Creanme, se ríe a carcajadas cuando ve a su hermano mayor hacer piruetas o tonteras como caerse, reirse, hacer ruidos, morisquetas, en fin, de verdad el Gaspar se ríe, y a carcajadas. Es muy lindo.
Cuando nació, y durante sus primeros meses, estuvo amarillo (tenía alta la bilisrrubina). Y eso, -sumado a su estado tranquilidad y permanente estado placentero-, me hizo pensar que yo había parido a un buda, a un maestro oriental. Además el cabro es entradito en carnes, cual buda. Mientras ha crecido se ha ido blanqueando (disminuyen sus niveles de bilisrrubina, felizmente), y su tranquilidad ha dado paso a un estado de juego, alegría y sociabilidad que ya lo alejan un poco del estado de meditación zen inicial, para pasar a ser mas bien un tipo bonachón.
Bueno, y desde aproximadamente seis meses, que he pensado abrirle un sitio en el ciberespacio. He deseado, que él, al igual que su hermano, se apropie de la tecnología y dé rienda suelta a sus vivencias, acá frente al teclado y de cara al mundo. Pero por alguna razón no he podido, no me he inspirado. Y tengo esa deuda. Pero hoy es el gran día.
Y hoy abro este espacio. Para Gaspar. Para que él, cuando sea más grande, pueda leer las barbaridades que probablemente hará... ¿durará esta tecnología unos 20 años más? Sino, también abro este espacio para mi, para escribirle, para quererlo, para registrarlo. Y por supuesto, para que quienes lo conocen y están lejos, puedan ir siguiendo sus pasos.
Vamos a ver qué resulta. Aún no sé si esto será escrito como Gaspar o como mamá de Gaspar. Pero al menos está siendo escrito. Y el tema esta claro: Gaspar, mi rey mago. Porque sí ha sido un hermoso rey mago.
Cuando nació, y durante sus primeros meses, estuvo amarillo (tenía alta la bilisrrubina). Y eso, -sumado a su estado tranquilidad y permanente estado placentero-, me hizo pensar que yo había parido a un buda, a un maestro oriental. Además el cabro es entradito en carnes, cual buda. Mientras ha crecido se ha ido blanqueando (disminuyen sus niveles de bilisrrubina, felizmente), y su tranquilidad ha dado paso a un estado de juego, alegría y sociabilidad que ya lo alejan un poco del estado de meditación zen inicial, para pasar a ser mas bien un tipo bonachón.
Bueno, y desde aproximadamente seis meses, que he pensado abrirle un sitio en el ciberespacio. He deseado, que él, al igual que su hermano, se apropie de la tecnología y dé rienda suelta a sus vivencias, acá frente al teclado y de cara al mundo. Pero por alguna razón no he podido, no me he inspirado. Y tengo esa deuda. Pero hoy es el gran día.
Y hoy abro este espacio. Para Gaspar. Para que él, cuando sea más grande, pueda leer las barbaridades que probablemente hará... ¿durará esta tecnología unos 20 años más? Sino, también abro este espacio para mi, para escribirle, para quererlo, para registrarlo. Y por supuesto, para que quienes lo conocen y están lejos, puedan ir siguiendo sus pasos.
Vamos a ver qué resulta. Aún no sé si esto será escrito como Gaspar o como mamá de Gaspar. Pero al menos está siendo escrito. Y el tema esta claro: Gaspar, mi rey mago. Porque sí ha sido un hermoso rey mago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario