martes, 4 de agosto de 2009

Adios patitos que suenan


Mi mamá siempre me sienta en la alfombra y me pasa unos juguetes. Los mismos juguetes. Yo ya no quiero mover los patitos que suenan y tampoco quiero chupar el perro celeste ni morder los libros de género.

Ahora, cuando mi mamá me sienta en la alfombra, lo que yo hago es moverme hasta quedar acostado, después me doy vuelta hasta tener la guata en el suelo, y después me empujo con los brazos. ¡Puedo llegar a unas partes nunca antes vistas! Hace unos días empujándome así llegué a un lugar donde habían unos baldes grandes con tierra y unas cosas verdes y suaves que se cortan altiro cuando uno las tira. Y ayer en la tarde llegué hasta una lucesita que se movía y de donde salía un calor muy rico. Fue super!... hasta que escucho:

- ¡Gaspar, nooooo, no toques la estufa!
- ¡Gaspar, no se rompen las plantas!

Y después de cada grito, mi mamá me toma en brazos mientras me habla y habla diciendo palabras como "no" y "cuidado", y más cosas que no le entiendo. Y después de eso ella me vuelve a dejar sentado en la mitad de la alfombra, y me pasa el elefante verde y me dice "toma juega con esto". ¡Mamá, que fome ese elefante! Mucho mejor la lucesita y la tierra de las plantas. ¡Preparense, que allá voy!

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